Porque no ha habido, ni habrá un susto igual. Porque te cortó un lapazo en plena fase de expulsión. Porque te hizo llorar, primero de miedo y luego de risa. Porque te hizo gritar hasta triplicar el límite de decibelios permitido. Y, sobre todo, porque Bárbara y Bea por siempre juntas...
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